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Llegada del Padre Fundador a Milwaukee

20 de junio de 1952 el PK viaja desde Santiago a Milwaukee, USA. Llega allí el 21 de junio.


Dachau habrá sido más peligroso para el cuerpo y la vida. Nuestro Padre lo superó. Pero Milwaukee fue más doloroso, fue más amargo. Significaba menosprecio, sospecha y ser ignorado. Sin embargo él se había preparado para estas dimensiones. Así, está preparado y puede entregarse a esta conducción.


21 de Junio. "Le damos la bienvenida al Padre Kentenich" Es un día muy importante para la Familia de Estados Unidos. Es el aniversario de la llegada del Padre Kentenich a Milwaukee. Es un encuentro en un momento crucial en la vida de nuestra Iglesia y de Estados Unidos.


En un decreto del 1º de diciembre 1951 se dispuso, por parte de la Iglesia, que debe dejar Europa. En enero el Santo Oficio le asignó como destino la sede de los Pallottinos en Milwaukee. Nuestro Padre llegó allí el 21 de junio de 1952. Personalmente, el Padre tenía otras tareas y metas después de la guerra. Se había lanzado al mundo para llevar a Schoenstatt a lo internacional. En Suiza había coronado a la MTA como Reina del Universo. Estaba avanzando con su fundación, pero ahora estos decretos bloquearon su camino como señales de stop.


"Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras", así leemos en el evangelio de S. Juan las palabras de Jesús a Pedro. Es lo que vivencia también nuestro Padre y Fundador: otro lo llevará. ¿Será que se confía a la conducción de Dios, a sus caminos incomprensibles?


José Kentenich nunca negó el carácter de riesgo de la fe. Nunca minimizó el claroscuro de la Fe en la Divina Providencia. Tampoco se entregó a ilusiones sobre el destino de profeta, como lo testimonian sus palabras el 31 de mayo de 1949 en Bellavista: "Quien tiene una misión ha de cumplirla aunque conduzca a los más oscuros y profundos abismos, aunque exija dar un salto mortal tras otro".

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