top of page

Carta de despedida de Sonia y Pepe de la Coordinación de nuestro Santuario


Santiago 18 marzo 2023

Querida Familia Cenáculo de la Providencia, hace un poco más de tres años sentimos que la Mater nos pedía nuestra cooperación, dar nuestro sí a la gran misión de ser Coordinadores de nuestra Familia. Se nos vino a la mente la tan conocida verdad: “Sobre débiles hombros las grandes misiones”. Junto a esta afirmación teníamos la confianza de que es Ella, la Reina, la que “guarda, defiende y utiliza” sus instrumentos, y con esta reflexión dimos ese paso audaz.

En aquellos inicios, de rodillas en el Santuario, pedimos mucha humildad, la humildad que nos regala el amor y agradecimiento que tenemos a la Familia Cenáculo de La Providencia. Estábamos seguros de que nuestro Schoenstatt es una Obra de Dios, y con ello la permanente compañía del Señor y de la Mater especialmente en las dificultades. Así, asumimos esta misión, con un gran anhelo: servir desde el amor magnánimo. Como matrimonio Cannistra Cádiz, intentamos por medio de nuestra misión, ser testimonio del Amor de Dios y de la Mater, es decir traspasar nuestros actos mediante nuestra Alianza de Amor, así como lo hemos visto y aprendido en tantos miembros de Schoenstatt.

Hoy queremos decir que nos embarga un sentimiento de exagerado agradecimiento, ya que, mirando atrás, vemos los tiempos desafiantes y difíciles que cruzamos:

Marcado fue el robo de la Corona en Bellavista, fue un primer estallido interno y posteriormente nos enfrentamos al tan nombrado estallido social de nuestro país. Sorprendidos y temerosos por lo desconocido de la vivencia, pero confiados, nos centramos en lo que nuestro corazón nos decía, que la Mater nos necesitaba más que nunca.

La Mater nos llamó para conducir a la Familia en un tiempo históricamente marcado por una Pandemia internacional, que ha remecido al mundo sin distinción, un diluvio que sólo nos sentíamos seguros en el arca de nuestros Santuarios Hogares. Tiempo que nos demandaba más creatividad y urgencia por la unión de cada comunidad, de nuestra Familia Cenáculo y especialmente de unirnos espiritualmente a nuestro gran tesoro: “nuestro Santuario Filial”. Cada 18 que veníamos con el Santuario vacío se nos agrandaba el corazón pensando en cada cara y cada nombre de nuestra Familia Cenáculo. Recorríamos las paredes del Santuario que firmemente lucía a los aliados de la Reina, así como lo fueron los primeros congregantes

Hemos vivido una Pandemia donde experimentamos un profundo desvalimiento y se evidenció el temor, la desorientación y la gran preocupación, todos estábamos en un tiempo desafiante al máximo. Sin embargo, una vez más nuestra Reina tomó en serio su coronación para regalarnos confianza y seguridad de que Ella es Madre y Reina VICTORIOSA de Schoenstatt.

Lamentablemente nuestra Familia unida y cobijada en nuestro Santuario vivió la pérdida de miembros muy queridos y familiares donde este dolor fue amorosamente cobijado en cada Rama y la Familia, vivimos momentos de mucha tristeza y necesidades, pero muy unidos, de lo cual pudimos salir agradecidos y sintiéndonos parte de una Familia real y preocupada, presente y comprometida. Con la convicción de que Schoenstatt es hijo de la guerra, por tanto, nada nos destruiría.

Tiempos de grandes desafíos como fue la angustia, y tristeza como Familia, de las acusaciones a nuestro fundador, un poco confuso al principio, pero que al poco andar gracias a la buena comunicación y tiempo de delicada ocupación del tema tanto desde la Secretaría Internacional y Nacional, se logró casi al unísono una atmósfera de confiada preocupación y un profundo deseo de refrescar y profundizar el conocimiento a nuestro fundador y a su Obra; rico tiempo dedicado por distintas vías con iniciativas locales o desde el Secretariado tanto nacional como internacional, por conversatorios se fue gestando un ambiente de espera confiada, donde prima la oración y el deseo de que surja la verdad. Nuestro fundador una vez más vive su 20 de enero junto a la Familia y nos exigía mayor santidad de la vida diaria por su liberación.

Mirar hacia atrás y ver el presente nos hace gozar la gran misión que tenemos. Nos permite reconocer que nosotros, Sonia y Pepi, ya no somos los mismos desde aquel inicio, nos han permitido llenarnos de alegría y agradecimiento, de fortalezas, de confianza, de escribir una historia santa. Hemos aprendido a ser más humanos porque lo hemos visto en ustedes, hemos visto la grandeza de ser hijos de María, el heroísmo de vivir la fe en tiempos difíciles, la urgencia del compromiso en el apostolado. La Mater me necesita, te necesita, nos necesita.

Queremos dar infinitas gracias a Dios y a la Mater por tan grande regalo, por tan honorable encargo.

Ella, nuestra Reina, se ha manifestado, por ello la necesidad de expresar nuestro agradecimiento por permitirnos vivir en Familia un tiempo rico de conquistas que exigía nuestra entrega. Organizar, coordinar, planificar Jornadas, Lemas, trabajo de Pastoral, en una sola palabra vivir la solidaridad de destinos, esa unidad indispensable para ser Schoenstatt. Dimos todo juntos, juntos como Familia, dimos respuesta a los grandes desafíos que cruzaba nuestra Patria, y a las grandes ofensas que sufrió nuestra Iglesia especialmente en la quema de Iglesias e imágenes santas. Eso nos permitió encendernos en el amor a Schoenstatt y a nuestra Patria. También comprender la importancia de la oración.

Al final de nuestra misión, sólo podemos expresar que hemos sido privilegiados al haber vivido en Familia tiempos que exigían fortalecer vínculos estar “el uno en el otro, por el otro y con el otro”. Cruzar unidos a la otra orilla, al encuentro, a la misericordia y a la entrega por el otro, ser Santuarios Vivos llevando alegría y esperanza para todos.

Hoy día, donde cerramos nuestra etapa de misión, nos gustaría agradecer primero a la Mater y a Dios por confiar en nosotros y llamarnos a ser coordinadores, agradecer a cada uno de ustedes por apoyarnos y ayudarnos a ser y hacer familia en cada momento y actividad. Agradecer a nuestros asesores que siempre estuvieron presentes y activos. Agradecer a todos aquellos que nos ayudaban con alegría cada actividad, en cada Misa en cada momento, como fueron: reuniones por zoom, cada Misa de Alianza, a las peregrinaciones de la Virgen del Carmen, a los que cooperaban en cada Mes de María, a aquellos que hicieron guardias protegiendo nuestro Santuario, a los que estaban midiendo la temperatura, los que anotaban, tantos que hoy aparecen en nuestro agradecimiento.

Tantos que no midieron esfuerzos, sacrificios y entrega para que todos lográramos lo que como Familia nos proponíamos, la respuesta de cada miembro, en las diferentes oportunidades. Como no agradecer en forma especial a cada Jefe de Rama quienes nos entregaron la tranquilidad y seguridad de que en esta misión nunca estaríamos solos, cada uno de ellos representaron: compromiso, magnanimidad, fidelidad, unidad, en resumen, eran Alianza de Amor vivida, gracias Roxanna, Cecilia y Ricardo, Laurita, Francisca, Javiera, Laurita , Alejandra, Victor, Olguita, Manuel…. Gracias porque sin ustedes nada hubiese sido logrado.

Damos un gracias profundo a las Hermanas de María, cada una portadora de ese carisma tan hermoso y tan bien traspasado por ellas hacia nosotros, que somos la Familia del padre. Hna Fernanda, Hna Yerthy, Hna Silvia, Hna María Sofía, la gran Hna Dorothea, Hna Piedad, Hna M Gracia, Hna Flavia, Hna María Patricia, Hna Jimena, Hna Agustina, María del Sol y muchas más que no quisiéramos que se nos olvide alguna. Todas fueron realmente una “hermana de la Virgen María.

Y nuestro asesor, el Padre Horacio, el Buen pastor de nuestro Santuario, preocupado, cercano, confiado, presente. Gracias, padre, por abrir caminos en esta etapa, con Misas por zum, por sus Jueves de Confesión, por las alianzas selladas, por los nuevos Santuarios Hogares, por acompañarnos en el camino y preocuparse de la formación. Gracias por su paciencia y por responder siempre wsp, incluso los lunes, los correos, las preguntas y por estar siempre cerca nuestro.

También agradecemos a los Padres de Schoenstatt, a Padre Juan Pablo Rovegno Director del Mov en Chile a Mari Banfi por su apoyo y entrega.
Un profundo agradecimiento a cada peregrino que hizo del Santuario un hogar. Gracias por las visitas diarias, por las misas dominicales, por las Navidades, por esos Mes de María donde se llenaba la explanada. Han sido y seguirán siendo un impulso para mejorar y ser Familia junto a ustedes.

Hoy nos despedimos con un hasta siempre, cambiamos de misión, pero no de lugar. Hoy entregamos nuestra más grande oración a Dios y a la Mater para que bendigan a Bernardita y Raúl, que puedan tener el apoyo y la misma unidad que nosotros vivimos junto a ustedes, y queremos que tengan la seguridad de que estaremos disponibles para lo que ellos necesiten de nuestra parte para colaborar si ellos lo requieren. Ellos son muy queridos y conocidos por todos, son entregados a la misión y llenos del amor a Schoenstatt. Trabajadores, participativos en la Iglesia, cantante, militantes, alegres y schoenstattianos de corazón. Ellos serán los nuevos Coordinadores y eso nos da mucha alegría.

Por último, queremos dar gracias a nuestra familia, nuestros tres maravillosos hijos, Macarena, Tomasso y Antonella. Quienes han sido impulso, fuerza y amor que nos mueve, y nos entregan nuevas razones cada día para ponernos de pie y vivir nuestra vida de la mano de Dios y la Mater por el gran regalo que significan cada uno de ellos, gracias por ayudarnos en esta misión, por regalar muchos tiempos que eran de ustedes para nuestra otra Familia del Santuario, por acompañarnos y comprendernos. Gracias Anto por compartir tantas celebraciones, por tu música que muchas veces nos salvó. Gracias queridos hijos.

Y nos despedimos con lo que todos conocemos, pero hoy nos interpreta: “Gracias por todos tus regalos, por la abundancia que hemos recibido, gracias porque elegiste a Schoenstatt y porque allí Cristo nace de nuevo”.

José y Sonia

103 visualizaciones1 comentario

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page