Pocas veces tenemos el privilegio de asistir a un testimonio tan conmovedor y que nos motive tanto a continuar en nuestro trabajo por la Misión de nuestro Padre Fundador, padre José Kentenich.
Este sábado 5 de mayo, la Hna. Margarita nos llevó en un viaje en el que a través de detalles en la historia de vida del Padre Kentenich y de cómo fue desarrollándose Schoenstatt en el tiempo; nos resumió el carisma de nuestro movimiento y la forma en que el padre Kentenich fue asumiendo su rol en nuestra historia. En definitiva nos mostró cómo el padre Kentenich nos enseña a amar a Dios de forma orgánica.
En primer lugar, y al principio de nuestro peregrinar como hijos de Schoenstatt, nos invita a hacernos hijos, a la filialidad, es decir de sentirnos pertenecientes a Dios. En este sentido, el rol de nuestra madre y reina María es fundamental y es por eso que hacemos la Alianza de Amor con ella. Ella es la que gesta a Cristo en nuestros corazones, como lo hizo con nuestro padre Fundador desde pequeño, cuando fue entregado por su madre en las manos de la madre de Dios.
Luego a través de la historia, la Hna. Margarita nos hace caer en la cuenta que el padre Kentenich decide entregar todo por nosotros, por la familia de Schoenstatt. No rehuye a ninguna de las dificultades del mundo justamente para dejarnos el ejemplo de ser como Cristo. Fue despojado de todo, pero su amor filial, su fidelidad a la misión que el padre Dios le ha encomendado le impulsa a aceptar con humildad el envío al campo de concentración de Dachau y el destierro después del 31 de mayo.
Posteriormente, durante el destierro justamente crece la corriente patrocéntrica, que en el plano humano se personificó en el padre Kentenich. La ausencia del padre a la cabeza del movimiento provocó que muchas cosas se hicieran en torno a él (oración por el padre, acompañando al padre, etc.). Y el padre también se preocupó de donar la gracia recibida a toda la Iglesia, como se lo confesó a Mario Hiriart cuando este le preguntó cual era su anhelo más profundo y le responde: "que Schoenstatt sea el corazón de la Iglesia".
Actualmente, el espíritu del padre es el que nos guía en la consecución de su misión, que la Iglesia, no sea solamente el pueblo de Dios, sino que sea Familia de Dios.
Gracias padre Kentenich por enseñarnos a ser hijos, hermanos y a mostrar el amor paternal. Gracias por enseñarnos a ser familia de Dios.
Pueden escuchar y descargar el audio de parte de la charla entregada por la Hna. Margarita en el siguiente link:
Les dejamos además algunas imágenes de este encuentro con el carisma de nuestro padre Fundador.