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Peregrinación a Bellavista

Este sábado 12 de octubre, como Familia del Santuario Cenáculo de la Providencia, peregrinamos al Santuario Cenáculo de Bellavista para iniciar nuestro camino a la celebración de los 30 años de nuestro Santuario el año 2020, trayendo el fuego de Bellavista, como lo hicieron los primeros congregantes de nuestro Santuario.


A continuación les compartimos las reflexiones que fuimos haciendo durante la peregrinación para recordar este bello momento de Cenáculo.


Peregrinación Familia Santuario Cenáculo de la Providencia

VIVENCIA 31 DE MAYO


PRIMERA PARTE:

Hoy queremos invitarlos, a revivir la gran cruzada de amor de Nuestro Padre y fundador. Sí, como Familia del Cenáculo de la Providencia, queremos volver a encendernos en la Misión del Padre, la Misión de nuestra Familia de Schoenstatt, Misión de la que queremos ser alma.


Para que sus luchas sean nuestras luchas, su confianza nuestra confianza, su victoria nuestra victoria, reviviremos hoy esa hora Pentecostal del 31 de mayo.

Lo hacemos con el mismo espíritu de los primeros, pidiendo que el Espíritu Santo irrumpa en nuestros corazones, regalándonos las gracias de misión, las gracias del Cenáculo.


El Padre partió desde la portería de la casa de las Hnas. acá en Bellavista. Desde esta portería, comenzó la procesión ese histórico 31 de Mayo de 1949. El Padre la encabezaba llevando una luz en sus manos. Llevaba también la carta que estaba escribiendo a los Obispos.


Nuestro Fundador caminó en profundo silencio hasta el Santuario, cargando sobre sus hombros la responsabilidad por nuestra Familia y la Iglesia. Se disponía a emprender una cruzada profética desde el Cenáculo.


Era una hora de Pentecostés silenciosa y sencilla, las tempestades llegarían después como lucha y como victoria.


Hoy como Familia de Providencia, encendida en la Misión de nuestro Padre, queremos revivir el hecho histórico tal como fue ese día.


Caminaremos junto al Padre. Hemos sido llamados para ser enviados a una gran Misión. Esa certeza ardía en el corazón del Padre y en el corazón de las Hnas.

La mayoría habían dejado su patria para venir a fundar Schoenstatt en estas tierras tan lejanas.


Así como ese memorable día, también ahora el Padre encabezará la procesión, acompañado por nuestra Madre y Reina, detrás iremos nosotros para depositar ante el altar la misión que hoy él nos confía.


SEGUNDA PARTE: EN EL SANTUARIO


Esa tarde del 31 de mayo de 1949, Fiesta de La Visitación de María y Fin del Mes de María, el Padre entró al Santuario con un gesto sencillo.


A eso de las 18.00, comienza la procesión hacia el Santuario.


Bellavista es un potrero, la lluvia incesante de esos días tiene todo enlodado y tienen que poner tablones para llegar al Santuario. El pequeño Santuario no estaba como hoy: aún faltaban muchas cosas para terminar su construcción. Andamios, baldes, materiales de construcción. El altar estaba en la mitad del Santuario. Era muy parecido a Belén: pobreza, soledad, ni siquiera luz eléctrica, menos calefacción. Sólo la luz de las velas. Un gesto tan sencillo pero con un enrome significado. Nuevamente podemos comprobar lo que el Padre dijo en el acta de fundación:


”acaso en la historia del mundo no ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande?”


El Padre entró al Santuario depositó sobre el altar de este Cenáculo el trabajo que había estado haciendo, y le confió a la Mater el paso que desde aquí emprendía en una lucha por la iglesia. Después se dio vuelta hacia las Hermanas y les habló con estas palabras:


“Es como si el ambiente del hogar nos rodeara en estos momentos; como si ángeles estuviesen en medio de nosotros y nos dijesen: 'Quítate el calzado, porque el lugar que pisas es tierra santa'.

Sí, santo es este lugar, y seguirá haciéndose más y más santo; tierra santa es ésta, porque la Sma. Virgen ha escogido este terruño; tierra santa, porque en el transcurso de los años, de los decenios y de los siglos, desde este lugar saldrán, crecerán y trabajarán fecundamente hombres santos. Este es un lugar santo, finalmente, porque desde aquí se impondrán santas tareas, es decir, tareas que santifican, sobre débiles hombros."


Pocas veces nuestro fundador comienza sus palabras con tanta solemnidad como en esta ocasión. Es como Moisés en el Sinaí cuando Yahvé le encomienda su tarea de guía y de profeta junto a la zarza ardiendo.


Emociona cómo nuestro padre se refiere al recién bendecido Santuario de Bellavista, como un lugar lleno de Dios y que ello hace santo el lugar. Cuando después, uno contempla lo que pasó históricamente, no puede sino entender que en verdad nuestro padre estaba refiriéndose a una realidad trascendental para los siglos futuros, para cada uno de los santuarios de Schoenstatt en el mundo entero.


Pareciera que el Padre Dios, por medio de nuestro padre nos dijera:


“Hijo querido, esas palabras no eran sólo para el año 49, sino también para nuestro tiempo. Cada uno de ustedes, mis hijos de Schoenstatt, debiera saber que los pequeños santuarios de gracias son lugares donde me alegro y me complazco de llevarlos para ser más profundamente hijos míos. Les regalé a la Madre de mi Hijo Jesús para que ella los eduque como a él. Y quiero que ustedes sean santos.

El 31 de Mayo de 1949 , lo primero que les dije, es que si ustedes son fieles, si se vinculan al santuario y se exponen a la acción educadora de María y traen contribuciones al capital de gracias, serán santos si lo aceptan y lo quiere….”


“ Todo se puede resumir en las palabras: yo me vuelvo a regalar a ustedes y ustedes se me regalan a mí. Vamos juntos a todas partes, pero en primer lugar, vamos juntos hacia el corazón de la Santísima Virgen, al corazón de la Santísima Trinidad. La Sma. Virgen nos ha regalado el uno al otro. Queremos permanecer recíprocamente fieles: el uno en el otro, con el otro, para el otro, en el corazón de Dios. Si no nos reencontrásemos allí, sería algo terrible. Allí debemos volver a encontrarnos. No deben pensar: vamos hacia Dios, por eso debemos separarnos. Yo no quiero ser simplemente un señalizador en la ruta. ¡No! Vamos el uno con el otro. Y esto por toda la eternidad.“


MOMENTO FINAL: CORONA POR CORONA


A través de este momento queremos traer la coronación que el Padre hiciera el 5 de junio de 1949 a la actualidad, a nuestros desafíos hoy, como familias, como Iglesia, como sociedad. El padre nos enseñó que el poder intercesor de María es grande, que si dejamos en sus manos la realización de nuestro ideal, Ella se encargará de todo. Por eso, queremos ofrecernos como instrumentos en manos de María Reina para la realización, desde nuestras familias, de la misión del 31 de Mayo.


El Padre se concibió siempre como un instrumento escogido para ayudar a María a cumplir su misión desde Schoenstatt; por eso incontables veces coronó a la Mater ante los desafíos y dificultades que tuvo que enfrentar en la realización de esta tarea.


El 5 de junio de 1949, después de haber bendecido el Santuario Cenáculo, el 20 de Mayo y de haber entregado la misión del 31 de Mayo, corona a la Mater como Reina.


Hoy, el Padre nos invita a seguir su huella, a sumarnos a esta misión de devolverle la Corona a la Mater y así devolver al hombre su verdadero rostro de hijo, hermano e instrumento de Dios para construir un mundo nuevo y coronar a la Mater como Reina de esta misión desde la realidad e ideal de nuestra familia.


”Amada Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt, a nombre de nuestra Familia y de toda la Obra de Schoenstatt te ofrezco una corona… Acepta, pues la corona, y si tu después también nos quieres regalar una corona, que este signo nos recuerde que hemos tomado sobre nosotros la responsabilidad y que en total dependencia tuya nos arriesgaremos valientemente en todas las luchas que el Dios Uno y Trino nos haya previsto para nosotras. Amén”

(Parte de la oración de Coronación realizada en Bellavista por N,P. el 5 de junio 1949)


Querida Familia del Cenáculo de la Providencia ha llegado al hora de encendernos en el fuego de al misión del Padre. Hace ya 29 años, la juventud de esos años vino hasta aquí a llevar el fuego del Cenáculo, con el cual se encendió el fuego de la Luz del Santísimo como símbolo que nuestro Santuario es un hijo fiel de este Cenáculo y es por eso que en el marco de luces esta escrito Bellavista, como símbolo de esa profunda unión de estos 2 santuarios.


Se enciende el fuego de la Luz del Santísimo y se va traspasando al luz


Querida Madre Reina con este fuego en nuestras manos, renovamos nuestra Alianza de Amor .


Oh Señora mía…






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