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74 años de fundación - 27 de junio


Hoy es un día muy significativo para nuestra Familia de Schoentatt en nuestro país.


¡Muy Feliz aniversario de los 74 años de Fundación de nuestro movimiento en Chile!


Mandamos un especial saludo a nuestros asesores y para cada uno de Uds. y los miembros de nuestra querida Familia de Schoenstatt .


Adjuntamos una carta que relata esta preciosa historia


Sonia y José Cannistra



27 DE JUNIO DE 1947



Hace 74 años, el paso firme de nuestro Padre y Profeta marcó el comienzo de todo el Schoenstatt chileno.

Al poco tiempo de ser liberado de Dachau el Padre dice…”tuve la inspiración ahora, aunque ya no seas joven, debes viajar por el mundo. Por qué? Por la convicción: la Madre de Dios quiere que se tire de su carro de triunfo por todo el mundo”.

Con esta gran motivación emprende sus viajes primero en Europa y luego a Sudamérica.

Llega a Chile el 23 de junio de 1947. Viene lleno del Espíritu Santo, con la vivencia profunda de la Alianza de Amor con la Mater, con la fuerza de la solidaridad y del entrelazamiento de destino con sus hijos vivida en el Jardín de María y con el secreto anhelo de buscar aliados que lo ayuden a tirar el carro de triunfo de la Mater. En nuestra patria lo esperaban seis Hermanas de María que habían llegado 11 años antes a Temuco. Sin embargo al saber que en Valparaíso hay un grupo de señoras, que desde 1940 han acogido la Alianza de Amor, cambia sus planes tomando el tren a Valparaíso, va a su encuentro y conoce la historia de amor que une a las señoras con su vida.

El 27 de junio en la casa de la Acción Católica el Padre Fundador se encuentra con el pequeño grupo de mujeres, todas dirigentes diocesanas de la Acción Católica que movidas por el amor a la Iglesia, urgidas por los signos de los tiempos y encendidas por el celo apostólico han encontrado unos años antes, en el mensaje de Schoenstatt, vitalmente en la Alianza de Amor con la Santísima Virgen, una fuente inagotable de una vida nueva, en que el amor se hace cada vez más magnánimo, heroico y victorioso.

El grupo lo espera en la casa de la Acción Católica. Nuestro padre les habla primero de la historia de Schoenstatt y del ideal de mujer. A continuación las señoras le cuentan de la vida del grupo y especialmente de la Eucaristía en la que se habían ofrecido por su vida –que peligraba en Dachau- un 23 de junio de 1942. Este relato lo conmueve profundamente. Ese mismo día, él se había salvado de la muerte, porque un guardia amigo suyo, lo sacó de la fila donde estaban seleccionados los que ese día serían exterminados. Este ofrecimiento de las señoras causó profundo impacto en nuestro padre debido a que él no había contado ese hecho. Para él fue suficiente el comprobar que la semilla de Schoenstatt había sido sembrada en estas señoras y dicha semilla había comenzado a dar su fruto. La Divina Providencia las había escogido como instrumentos de algo grande, para que Schoenstatt naciera en Chile.

Esta constatación lo lleva a declarar fundado el Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Chile el 27 de junio de 1947 dejando constancia del hecho en un acta con su firma y la de las señoras. Esto es un hecho inédito ocurrido solo en Alemania y en nuestra patria.


Testimonio de esta historia sagrada, de este paso de Dios por nuestra tierra es el Acta de Fundación que se encuentra en la pared sur del Santuario Cenáculo de Fundación. Un papel sellado con la firma del Padre José Kentenich y las señoras integrantes del primer grupo schoenstattianos, da fe de este acontecimiento de gracias, que nos habla de la misteriosa elección de Dios. Una vez más se realiza aquello que Dios “escoge a los pequeños”.

Junto con declarar fundado el Movimiento el PF les dice tres cosas que nunca deben olvidar. Leemos en las crónicas de Rosita Durney que relata el acto fundacional:

“En este momento de fundación, él nos dio a conocer tres puntos que son sumamente importantes y que no valen sólo para nosotras. Son también para todos los que vendrán después, ya que constituyen la base del Movimiento. El Padre nos dijo:

-que ser fundadoras significaba tener un espíritu de fundadoras, es decir, amar a la Obra de tal manera que seamos capaces de dar la vida por ella. Esto no quería decir que se nos fuese a quitar la vida, no, sino que ésta debiera estar tan impregnada de Schoenstatt que no fallásemos.

-que estamos ante una obra divina, otro de los puntos que no debemos olvidar. Que sea divina significa que no depende de la debilidad de los instrumentos que la van a llevar a cabo. Ellos a veces no tienen fuerzas. La fuerza les viene de Dios y especialmente de la Santísima Virgen. Por eso hemos de mantenernos fieles a Ella, al Movimiento, sin considerar nuestras débiles fuerzas.

-que somos “elite”, es decir escogidas. La Santísima Virgen nos ha escogido y nosotros hemos de contestar de la misma forma.

Ella nos elige, pero nosotros debemos responder como escogidas. Donde esté un schoenstattianos ha de dar ejemplo…Pesa sobre nosotros la gran responsabilidad por el Movimiento”.

Esta es la herencia que recibimos y como herederos que somos de la fundación nos corresponde en cada generación hacernos cargo del mandato de nuestro padre, repetido innumerables veces para que lo grabemos muy hondo en el corazón, haciéndolo realidad:


“LO QUE HABEIS HEREDADO DE VUESTROS PADRES, CONQUISTADLO PARA POSEERLO”


Región Tierra de Fundación




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